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Efectos a medio plazo de la computación en la nube

Publicado el 27/09/2011, por Antonio Ramos García

Mucho se viene hablando en los últimos tiempos sobre la computación en la nube, qué es, qué no es, si cumple con la normativa en materia de protección de datos o no, si es apto para todos los negocios… incluso de si es una moda pasajera o ha venido para quedarse.

De todas estas preguntas, quizás esta última sea la menos relevante. Me explico: igual que nadie sabe cuándo nació la computación en la nube, tampoco sabemos cuándo dejaremos de llamarlo así y pasaremos a darle otra denominación. Al fin y al cabo, este fenómeno no deja de ser una evolución de las técnicas de outsourcing que llevan con nosotros más de una década, que han madurado y evolucionado, gracias a su conjunción con otras, como la mejora y el abaratamiento de las posibilidades de conectividad, la virtualización de sistemas o la arquitectura orientada a servicios (más conocida por sus siglas en inglés, SOA). Por lo tanto, lo llamemos como lo llamemos, lo que sí parece que no va a cambiar es esta corriente de evolución hacia la provisión de las tecnologías de la información como un servicio más.

Aunque esto pueda ahora resultarnos muy extraño, debemos pensar que es algo normal y que ya lo hemos vivido antes, en nuestra anterior revolución, la industrial. En aquel momento, lo que propició aquel "salto" fueron las fuentes de energía (principalmente, la máquina de vapor). Gracias a las facilidades para obtener energía, se pudieron transformar los procesos productivos y pudimos dar aquel salto.

Ahora, en la era de la información, son las tecnologías asociadas a ella las que están provocando esta nueva revolución. Y parece ser que, al igual que hace casi tres siglos, el factor que propició el cambio está evolucionando para pasar de ser algo que cada uno hace internamente a algo que puede ser generado externamente y comprado a un proveedor.

Evidentemente, este proceso de externalización pasa por una estandarización del mismo, lo que directamente significa que no todos los procesos de TI van a poder pasar a manos de un tercero.Solo aquellos que puedan ser perfectamente homogeneizados serán los que evolucionarán de esta manera.

Aunque esto pueda parecer improbable, no es tan descabellado: En general todo lo que ha venido a incluirse dentro del paraguas de servicios de infraestructura (IaaS) y también, aunque en menor medida, los de plataforma (PaaS), son servicios altamente homogeneizables que pueden ser prestados por un tercero. Incluso algunas aplicaciones, si no buscamos un uso muy específico, también son bastante homogéneas: correo electrónico o CRM son dos ejemplos, claros y palpables.

Los efectos de esta corriente sobre el mundo de las Tecnologías de la Información (TI) solo serán visibles dentro de algunos años, cuando miremos hacia atrás y nos demos cuenta de cómo habrá cambiado el modelo de provisión de servicios pero, es probable que nos encontremos con cosas como:

  • Departamentos de TI que solo gestionan internamente aplicaciones muy específicas del negocio y con alto valor añadido, mientras que obtienen externamente servicios de infraestructura y de plataforma. Esta situación implicará una evolución de los perfiles de, al menos, una parte, del personal hacia gestores de servicios.
  • Auténticos supermercados online de servicios de TI en los que podremos comprar y comparar servicios (en la medida en la que seamos capaces de superar los retos de interoperabilidad y lock-in de los proveedores).
  • Expertos en la interconexión de servicios internos y externos o de servicios externos entre sí.
  • Proveedores que segmentan su oferta para atender a las necesidades específicas de determinados sectores (Administración Pública, medios de pago…); siempre y cuando seamos capaces de implementar mecanismos que favorezcan la transparencia y acaben con el problema de información imperfecta a la hora de comunicar las características de los servicios, por ejemplo, en materia de seguridad.

Por otra parte, la irrupción de Internet en el modelo de negocio de la provisión de servicios de TI conllevará los mismos efectos que ha provocado en el resto de los sectores:

  • Relación directa entre proveedor y consumidor, y pérdida de relevancia de los intermediarios (como pasa, por ejemplo, en el mundo de las noticias o en el de la música), que tendrán que averiguar cuál es su nuevo rol (si es que  existe). Por ejemplo, Google o Amazon no tienen distribuidores, llegan directamente a sus clientes.
  • Mayor competencia, gracias a la accesibilidad de la información que permite comparar precios, calidades, etc. Cualquier cliente puede comparar los servicios que se ofrecen a nivel global y cotejar los que le están ofreciendo en particular (esto ya nos ocurre, por ejemplo, en el sector de los viajes). De nuevo, antes de verlo habrá que implantar mecanismos de transparencia (calificación o similares).

En definitiva, lo que es bastante probable que ocurra es que tengamos un acercamiento a los servicios básicos de TI (infraestructura y plataforma) muy parecido al que tenemos hoy en día para suministros esenciales como la energía (luz, gas…) o el agua, donde no estamos preocupados en absoluto por la forma en la que llegan a nuestra puerta esos suministros, siempre que cumplan unos requisitos mínimos de calidad y una continuidad en el suministro acorde a nuestras necesidades. Quizás suene a ciencia ficción, pero no me parece un planteamiento tan lejano.