La gripe A y la continuidad de negocio (I)
Este invierno se presenta complicado para muchas organizaciones. Además de la crisis económica y las consecuencias que está teniendo en las cuentas de resultados y los presupuestos, se atisba en el horizonte una nueva amenaza de carácter global. Se trata de un virus – pero esta vez no es informático, sino humano – denominado H1N1, comúnmente conocido por Gripe A.
Esta amenaza puede tener importantes consecuencias en los procesos de negocio de aquellas empresas e instituciones que se pudieran ver afectadas por contagio de su personal ya que la primera medida a aplicar en casos de contagio es el aislamiento. Muchos centros de trabajo pueden ver cerradas sus instalaciones por cuarentena o puede que parte del personal tenga que darse de baja o tener que quedarse en sus casas para evitar casos de contagio. Sin embargo tampoco hay que caer en la psicosis.
En su interesantísimo artículo "The Psychology of Security", Bruce Schneier explica que la seguridad es una realidad y una sensación. Como realidad objetiva, la seguridad es matemáticamente mensurable: se puede estimar la probabilidad del acaecimiento de un riesgo y la efectividad de las posibles medidas de defensa. Pero como sentimiento, la seguridad es subjetiva y se basa en nuestra reacción psicológica frente al peligro y a los medios disponibles de protección. Ambas facetas son independientes: puedo estar objetivamente seguro aunque me sienta inseguro y viceversa.
La mayoría de las veces cuando “la percepción de la seguridad” no se ajusta a “la realidad de la seguridad” es porque la percepción del riesgo no es pareja con la realidad del riesgo. Nos preocupamos por las cosas equivocadas prestando demasiada atención a riesgos menores y poca atención a los mayores riesgos. Bruce Schneier en su libro "Beyond fear" enumera cinco situaciones donde el miedo influye en la estimación del riesgo:
- La gente exagera los riesgos espectaculares y puntuales y minimiza los riesgos comunes
- La gente tiene problemas estimando el riesgo de algo que se salga de su situación habitual.
- Los riesgos personificados son percibidos como mayores que los anónimos.
- La gente menos valora los riesgos que asumen voluntariamente y sobre valoran los riesgos de las situaciones que no controlan.
- La gente sobre valora los riesgos de los que se habla y son expuestos públicamente.
Esto es lo que puede estar pasando con la gripe A. Sin embargo, toda adversidad es también una oportunidad para la mejora continua.
Las organizaciones deben reflexionar sobre cómo están de preparadas frente a este tipo de contingencias. La continuidad de negocio no es sólo pensar en situaciones catastróficas o accidentes, sino que pueden darse otras amenazas que generen la indisponibilidad masiva de recursos o personas y por ello, requieran de un plan de reacción que sepa determinar las decisiones correctas pero tomadas en frío, cuando la crisis o la contingencia no se esté produciendo. En un siguiente post abordaré el enfoque qué debe tener este plan.