Cómo desenvolverte en tu primer trabajo
Los nervios son habituales en los primeros días de trabajo, sobre todo cuando hablamos de nuestra primera experiencia laboral. Es posible que nos surjan dudas acerca de si seremos capaces de estar a la altura, si nos adaptaremos bien a las metodologías y procedimientos de la empresa o si encajaremos con los compañeros del equipo.
En el contexto de la ciberseguridad, es probable que pases a formar parte de un equipo multidisciplinar, además de tener que atender a otros usuarios, por lo que deberás tratar con profesionales de diversos campos con los que quizás no estés familiarizado, ofreciendo un reto todavía mayor.
Esta no deja de ser una gran oportunidad para aprender e iniciar nuestro crecimiento profesional que, aunque pueda plantear algunos desafíos, nuestra formación y actitud nos puede ayudar de manera determinante a superarlos y a tomar las decisiones adecuadas.
Más allá de cómo encaramos esta primera experiencia, hay algunos elementos que pueden ayudar a desenvolvernos y a aprovecharla al máximo en nuestro beneficio. A continuación, te presentamos las 7 claves a tener en cuenta al comenzar un nuevo trabajo:
- Causar una buena impresión. Esta influirá en nuestras primeras interacciones y la manera en la que nos adaptamos al nuevo entorno. Gracias a algunas acciones simples podemos mejorar esta primera impresión, por ejemplo:
- Llegando con puntualidad. Asegúrate de que llegas a la hora indicada, especialmente el primer día. No siempre es posible controlar todos los imprevistos, por lo que es recomendable contar con el tiempo suficiente para llegar, aunque estos puedan surgir.
- Adaptando la vestimenta. El código de vestimenta puede variar en cada organización, por lo que es recomendable informarse con anticipación. La formalidad en exceso o defecto podría revelar falta de atención a los detalles.
- Manteniendo una actitud abierta y positiva. Nuestro lenguaje no verbal es tan importante como lo que decimos. En este sentido, mostrar positividad, procurando sonreír y ser amables, puede constituir nuestra mejor carta de presentación.
- Llegando con puntualidad. Asegúrate de que llegas a la hora indicada, especialmente el primer día. No siempre es posible controlar todos los imprevistos, por lo que es recomendable contar con el tiempo suficiente para llegar, aunque estos puedan surgir.
- Presentarte ante los compañeros. Es probable que durante los primeros días conozcas a tus nuevos compañeros y que debas presentarte en repetidas ocasiones, para lo cual, puedes adelantarte y preparar una breve presentación. Esta puede tratar sobre el área, equipo o proyecto donde vas a colaborar, cuál va a ser tu implicación y una pequeña descripción sobre ti. A su vez, tendrás la oportunidad de conocer a otras personas con quien tengas que colaborar en el futuro, que te puedan ayudar en un momento dado o con las que desarrolles una relación estrecha, contribuyendo a mejorar el ambiente de trabajo. Procura recordar los nombres, anotándolos si lo ves necesario.
- Identificar tus prioridades. Conforme vayan pasando las semanas, irás adquiriendo nuevas responsabilidades, pero no todas tienen por qué tener la misma prioridad, lo cual dependerá de tu responsable. Trata de aclarar en todo momento cuáles son tus prioridades, pues de ello dependerá tu éxito laboral y profesional tanto en el corto como en el largo plazo.
- Ser organizado. La organización es un aspecto muy valorado, pero también puede ayudarte a desempeñar tus tareas con mayor eficiencia. Esta supone no solamente organizar físicamente tu espacio de trabajo, sino también el virtual. A su vez, puedes anotarte las dudas que te surjan y la información proporcionada con orden y claridad.
- Aprender a pedir ayuda. Superar desafíos y aprender de nuestros errores son parte del camino hacia el crecimiento profesional, para lo cual, a menudo, tendremos que poner nuestro esfuerzo y empeño. No obstante, a veces pedir ayuda forma parte de ese proceso. Si consideras que has agotado todas las opciones para resolver un asunto, la solución puede ser pedir ayuda a la persona correspondiente. Valora cuándo llegas a este punto y aprovecha la ocasión para aprender todo lo posible de los demás.
- Aprender a pedir y recibir feedback. Tanto si realizamos bien nuestras tareas como si no, el feedback es la herramienta ideal para trabajar en línea con nuestro equipo y la mejora continua. Para ello, es importante pedir opinión y saber recibirla. Del mismo modo, tendremos que aprender a proporcionar feedback a otros. Para ello, deberíamos tratar de ser constructivos, haciendo referencia a las acciones en lugar de a la persona, y señalar tanto las actuaciones buenas como las áreas a mejorar.
- Proponer ideas de mejora. ¿Piensas que por no tener experiencia no tienes nada que aportar? ¡Todo lo contrario! La mejora continua también debería formar parte de los objetivos del equipo, y gracias a tu formación y a tu propia experiencia personal, puedes apoyarlo. A medida que vayas conociendo e integrándote en el equipo, valora qué áreas de mejora has detectado y si crees que se podrían mejorar; por ejemplo, considerar herramientas o técnicas que has aprendido a manejar durante tu formación. En este punto también tendrás que analizar las dinámicas internas, así como las resistencias que puedas encontrar. Sean o no susceptibles de aplicarse tus ideas, supondrán una oportunidad para conocer el funcionamiento de los equipos.