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Ataques DDoS: técnicas y mitigación en infraestructuras empresariales

Fecha de publicación 15/07/2025
Autor
INCIBE (INCIBE)
Ataques DDoS: técnicas y mitigación en infraestructuras empresariales

En mayo de 2025 el sitio KrebsOnSecurity sufrió un ataque DDoS masivo de aproximadamente 6.3 Tbps. Según la información proporcionada, fue un incidente breve (unos 40–45 segundos) diseñado como prueba de un nuevo botnet IoT denominado Aisuru. La magnitud del ataque fue sin precedentes: superó en diez veces al ataque de Mirai de 2016 (623 Gbps). En ese momento, la entidad afectada estaba protegida por Google Project Shield (servicio gratuito anti-DDoS para medios), y Google confirmó que se trató del mayor ataque que su infraestructura había sufrido. Este incidente es un claro ejemplo de que los ataques DDoS cada vez son más potentes, pudiendo comprometer hasta a las entidades más preparadas, por ello, a continuación, realizaremos una explicación detallada sobre los ataques DDoS.

¿Qué es un ataque DDoS?

Un ataque DDoS tiene como objetivo saturar los recursos de un sistema, servicio o red, impidiendo su funcionamiento normal. A diferencia de un ataque DoS convencional, en el que un único origen lanza la ofensiva, el ataque DDoS se caracteriza por su naturaleza distribuida: múltiples dispositivos (a menudo comprometidos) que generan un volumen masivo de tráfico coordinado contra la víctima.

Estos dispositivos, que forman parte de redes conocidas como botnets, son controlados de manera remota y simultánea, lo que complica la identificación del origen real del ataque y multiplica su efectividad.

Clasificación de los ataques

Los ataques DDoS pueden clasificarse en cuatro grandes categorías:

  • Ataques de capa de red (L3/L4): Su fin es consumir recursos limitados del servidor o de infraestructuras intermedias (CPU, memoria, tablas de firewall o conexiones TCP pendientes). Ejemplos clásicos son las inundaciones SYN (el servidor recibe muchas peticiones de conexión con el flag SYN pero nunca completa el handshake), o ataques basados en paquetes ARP o TCP manipulados (SYN/ACK/FIN) para generar saturación de red. Estos explotan el protocolo TCP/IP para saturar buffers y tablas de estado de los dispositivos de red. Son altamente efectivos para desbordar routers, cortafuegos o balanceadores de carga.
  • Ataques de capa de aplicación (L7): apuntan a agotar los recursos de aplicaciones web haciendo peticiones HTTP (GET/POST) legítimas pero masivas. Cada solicitud puede parecer “normal” (un simple clic o carga de página), pero se multiplican cientos o miles de veces desde múltiples bots, sobrecargando CPU, bases de datos o procesos de generación de páginas. Por ejemplo, una inundación HTTP consiste en reenviar repetidamente la misma URL desde muchos clientes zombis (simulando clics de usuario) hasta que el servidor no puede responder más. Estas son difíciles de filtrar, pues el tráfico aparenta ser similar al real.
  • Ataques volumétricos: buscan colapsar el ancho de banda hacia la víctima. Envían gigantescas cantidades de datos (picos de Tbps) mediante inundaciones UDP, HTTP o ataques de amplificación/reflexión (DNS, NTP, Memcached, CLDAP, SIEM, etc.), que explotan diferencias de tamaño entre la petición original y la respuesta. El objetivo es congestionar enlaces físicos e impedir el tráfico legítimo.
  • Ataques multivector: Combina simultáneamente varios tipos de ataque (volumen, protocolos, aplicaciones) para evadir las medidas antiDDoS. Por ejemplo, lanzar a la vez un SYN flood, inundación UDP y peticiones HTTP. Los ataques avanzados pueden adaptarse en tiempo real, cambiando de método al ser mitigados. Esto hace necesario emplear defensas que aborden todos los frentes: filtrado por protocolo, inspección de patrones y escaneo de anomalías.

Incidentes históricos destacados de DDoS

A continuación, se citan varios DDoS masivos conocidos (con tamaño, blanco y técnica):

  • 2016 (Dyn, DNS) – 1.2 Tbps: Un gran ataque contra el proveedor DNS Dyn (octubre 2016) que alcanzó aproximadamente los 1.2 Tbps. Fue lanzado con botnets IoT (principalmente cámaras DVR hijackeadas por Mirai) que saturaron servidores DNS usando probablemente ampliaciones memcached y UDP inundaciones. El ataque causó fallos intermitentes en sitios como Twitter, GitHub, PayPal y Netflix.
  • 2016 (Mirai a KrebsOnSecurity) – 623 Gbps: Septiembre 2016, el botnet Mirai (cientos de miles de dispositivos IoT comprometidos) lanzó un DDoS sobre KrebsOnSecurity de 623 Gbps. Este paquete fue el mayor registrado hasta entonces. Mirai utilizó credenciales por defecto para infectar más de 600.000 routers, cámaras, DVRs, etc, y su código de ataque soportaba inundaciones UDP, HTTP y todas las variantes TCP. El asalto duró casi 4 días, dejando el blog offline hasta que Akamai Prolexic lo mitigó.
  • 2018 (GitHub) – 1.35 Tbps: Marzo 2018, GitHub sufrió un DDoS de 1.35 Tbps (record hasta entonces). Fue un ataque de amplificación Memcached: miles de servidores memcached abiertos respondieron a pequeñas consultas UDP, enviando entre 50 y 100 veces más datos a la víctima. El ataque duró unos 15–20 minutos y fue frenado al filtrar el tráfico memcached.
  • 2020 (AWS Shield) – 2.3 Tbps: En febrero de 2020 Amazon informó que su servicio AWS Shield mitigó un DDoS de 2.3 Tbps (hasta ese momento el mayor reportado). Fue un ataque de reflexión CLDAP: servidores LDAP sin estado respondieron a consultas UDP con grandes respuestas, amplificando el tráfico hacia AWS. La empresa no reveló el objetivo, pero destacó que la amplificación CLDAP (puerto 389) fue usada masivamente en ese ataque.
  • 2021–2022 (Mēris) – 21.8 Mpps: El botnet Mēris (Meris) surgió aprovechando vulnerabilidades en routers MikroTik (RouterOS). En septiembre 2021 QRator reportó un ataque de Meris de 21.8 millones de peticiones por segundo (RPS), usando aproximadamente 200.000 dispositivos. En 2022, Akamai informó que Meris llegó a 46 millones RPS dirigidos a Google (aproximadamente un tráfico de 1.3 Tbps). Meris emplea proxies SOCKS4 y técnicas de pipelining HTTP/UDP para explotar puertos abiertos (como el puerto 5678) en estos routers.
  • Abril 2025 (Cloudflare) – 6.5 Tbps: Un hiper-ataque de abril 2025 bloqueado por Cloudflare alcanzó 6.5 Tbps, empatando el récord de ancho de banda jamás divulgado. Este evento fue descrito como “hiper-volumétrico”: 4.8 mil millones de paquetes por segundo y 6.5 Tbps de datos. Cloudflare no reveló los objetivos del ataque, pero indicó que exploits de CLDAP y otros protocolos UDP fueron explotados, y que ataques a esa escala ocurren cada vez con más frecuencia.
  • Mayo 2025 (KrebsOnSecurity) – 6.3 Tbps: Finalmente, el ataque que motivó esta publicación, de aproximadamente 6.3 Tbps contra KrebsOnSecurity. Según análisis, Aisuru usó una inundación UDP masiva (paquetes grandes a puertos aleatorios) de unos 585 millones de peticiones por segundo (pps), durante unos 40 s. Fue neutralizado por Google Shield sin impacto visible. Estos casos subrayan la tendencia: los DDoS han evolucionado de centenares de Gbps a varios Tbps y de millones a miles de millones de pps en pocos años.

Análisis técnico de los ataques mencionados

  • DDoS a Dyn (2016): Se cree que fue una combinación de Mirai y técnicas de reflexión. Miles de IoT comprometidos (routers/CCTV) enviaron tráfico, posiblemente amplificado vía NTP o DNS. Dyn reportó picos de 1.2 Tbps. La red de Dyn cayó parcialmente; mitigadores (Netscout/Arbor, DynAS en AWS, F5 Silverline) implementaron nativa defensa en vivo y actualizaciones de filtro BPF.
  • Mirai (2016): Fue un ataque multi-vector originado en el código Mirai. El botnet escaneó Internet en busca de dispositivos IoT con credenciales por defecto y explotó 64 combinaciones comunes, comprometiendo aproximadamente 600.000 dispositivos (cámaras IP, routers, DVRs). El módulo de ataque soporta múltiples técnicas: inundaciones UDP arbitrarias, ataques HTTP flood (GET/POST) y cualquier tipo de flujos TCP (SYN, ACK, RST, etc.). Para el DDoS sobre Krebs, se lanzaron principalmente paquetes UDP grandes hacia puertos aleatorios. Cada paquete malicioso lleva IP de la víctima falsificada, saturando el enlace de destino. La avalancha alcanzó 623 Gbps y duró 96 horas. La defensa se basó en desviar tráfico al servicio de Akamai Prolexic, que aplicó filtrado por firmas y comportamientos y sincronizó tablas de estado distribuidas.
  • GitHub (2018): Ataque reflejo Memcached. No hubo malware: el atacante enviaba UDP a puertos 11211 de servidores Memcached abiertos, con IP de GitHub falsificada. Cada pequeña petición “get stats” generaba respuestas 50–100× mayores, redirigidas a GitHub. El pico fue 1.35 Tbps en 20 minutos. GitHub usó instantáneamente Akamai Prolexic: cambiaron el enrutamiento DNS de GitHub para pasar por los “scrubbing centers” de Akamai, que depuraron el tráfico Memcached identificando el patrón único de estos paquetes.
  • Amazon/AWS (2020): El ataque de 2.3 Tbps fue de reflexión CLDAP. Los bots enviaron masivas consultas UDP al puerto 389 de servidores LDAP sin estado (Connectionless LDAP), solicitando respuestas generadas hacia la víctima. AWS Shield habilitó reglas para identificar el patrón CLDAP de ese ataque, junto con BGP blackholing. El tráfico se distribuyó en la nube de AWS y se filtró en la periferia, protegiendo a los clientes cloud.
  • Mēris (2021–22): Este botnet explotó routers Mikrotik vulnerables. Se usó una falla en RouterOS para tomar control de cerca de 200.000 routers. Mēris operaba a 46 millones de peticiones enviadas a Google y otros blancos, usando flujos TCP/UDP y SOCKS4 proxies internos para amplificación. La defensa implicó parchear los Mikrotik (cerrar puertos 5678, 8291) y filtrar tráfico de estos dispositivos. Cloudflare/Akamai diseñaron reglas específicas para la firma de Mēris, reduciendo su impacto.
  • Cloudflare (abril 2025): El ataque fue ejecutado por una botnet aún no atribuida, pero con características similares a las de Meris y Aisuru, basada en dispositivos IoT y servidores mal configurados. Se alcanzó un pico de 6.5 Tbps, con más de 470 millones de paquetes por segundo (mpps), empleando principalmente flood UDP no amplificado, dirigido a puertos aleatorios de servicios de Cloudflare. No se observó amplificación mediante protocolos clásicos (DNS, NTP), lo que sugiere una táctica de saturación directa desde dispositivos zombis. La duración del ataque fue de unos 70 segundos, lo suficiente para ejercer presión sobre múltiples regiones de la red. La infraestructura Anycast global de Cloudflare absorbió el tráfico, distribuyéndolo entre más de 120 centros de datos. Se activaron medidas automáticas como mitigación basada en hardware (XDP/eBPF), políticas de scrubbing dinámico, y rate-limiting per-IP y segmentación geográfica de tráfico, desviando flujos anómalos hacia centros de mitigación avanzados, evitando saturación en nodos troncales.
  • Aisuru/Krebs (2025): En el ataque reciente, el botnet Aisuru empleó dispositivos IoT comprometidos (routers, DVRs). Lanzó unos 585 millones de paquetes UDP por segundo a puertos aleatorios del servidor de Krebs. No se usó un servicio estándar de amplificación conocido (como DNS), sino inundación directa. La brevedad (45 s) complicó la detección inicial, pero el servicio de Google (Shield) aplicó filtrado agresivo de tráfico UDP no solicitado y escaló recursos. El monitor de tasa (rate-limiter) y políticas de “anycast cleaning” dirigieron el flujo a centros de limpieza en la red global de Google, evitando colapsos locales.

Protocolos y técnicas de amplificación más usados

Las técnicas más comunes aprovechan protocolos UDP mal diseñados. El atacante envía peticiones pequeñas (con IP origen falsificada) para obtener respuestas mucho mayores, logrando un factor de amplificación (BAF) de 10× a 100×. Algunos ejemplos clave:

  • DNS (Puertos UDP 53): Un clásico. El atacante emite consultas DNS (tipo ANY) a resolver abiertos, pidiendo grandes registros. Cada pequeña petición UDP genera una respuesta mucho mayor. Estas respuestas van dirigidas a la víctima (por la IP suplantada) y de esta forma consiguen brumar un servidor con tráfico amplificado.
    • Ratio: 28x
    • Mitigación: Utilizar redundancia de servidores DNS y limitar el tráfico.
  • NTP (UDP 123): Mediante el comando MONLIST (antiguo, hoy reemplazado) un servidor NTP contestaba con gran lista de clientes conectados. El atacante enviaba un paquete MONLIST pequeño (48 bytes) con IP de víctima falsificada, y obtenía una respuesta muy superior.
    • Ratio: 50-500x
    • Mitigación: Deshabilitar monlist en ntp.conf con disable monitor y aplicar reglas de firewall.
  • Memcached (UDP 11211): Servidores cache de memoria. Una petición “stats” de sólo 15 bytes puede generar respuestas de más de 750KB. No requiere botnet; basta spoofear direcciones y varias máquinas memcached responderán simultáneamente a la víctima. Estos ataques dispararon los récords de 2018.
    • Ratio: 51.000x
    • Mitigación: Deshabilita UDP en memcached, restringir su acceso o establecer reglas de firewall.
  • CLDAP (UDP 389): Protocolo ligero de acceso a directorios sin estado. Un solo query LDAP puede producir cientos de bytes de respuesta. Entre 2019–2021 se vio un auge de CLDAP abierto siendo abusado en DDoS de varios Tbps.
    • Ratio: 56-70x
    • Mitigación: Restringir el acceso UDP al puerto 389, deshabilitar CLDAP en servidores que no lo requieran.
  • SNMP (UDP 161): Protocolo utilizado para monitorizar y gestionar dispositivos de red. Los atacantes mandan pequeñas solicitudes SNMP como GetBulkRequest multiplicando el tráfico en el dispositivo atacado.
    • Ratio: 6-15x
    • Mitigación: Restringir el acceso UDP al puerto 161, deshabilitar SNMP en servidores que no lo requieran y configurar SNMP para aceptar solamente conexiones desde la red interna, usar SNMPv3 con autorización.
  • Otros: SSDP (millas de amplificación), Chargen (Factor ~358×), SLP (Factor 2200×), TFTP, NTP, Portmap, QOTD, Steam, etc. CISA enumera decenas de servicios UDP explotables. Cada nuevo servicio expuesto en Internet (especialmente en dispositivos IoT sin filtro) puede convertirse en un vector de amplificación. En todos ellos se usa IP spoofing: los paquetes de respuesta llegan al verdadero objetivo sin que este haya enviado nada.

Recursos de los atacantes

Los atacantes DDoS disponen de varias fuentes de potencia:

  • Botnets masivas: Redes globales de dispositivos comprometidos. Los ejemplos más relevantes recientes son Mirai (Routers IP, cámaras, DVRs con credenciales por defecto), Mēris (routers Mikrotik) y Aisuru (IoT varios: routers, DVRs). Estas redes suelen crecer explotando vulnerabilidades conocidas o contraseñas débiles para reclutar dispositivos. Un atacante también puede alquilar un botnet DDoS-as-a-service” por pocos dólares.
  • Servidores vulnerables/abiertos: Máquinas servidoras mal configuradas juegan el rol de “reflectores”. Se busca cualquier servicio UDP (DNS, NTP, Memcached, CLDAP, SSDP, etc.) sin autenticación que responda a peticiones externas. Miles de hosts en Internet siguen sin filtrar tráfico o cerrar puertos, y sirven de multiplicadores de tráfico.
  • Dispositivos IoT: Todo tipo de equipos conectados (cámaras IP, routers SOHO, cámaras DVR, impresoras, electrodomésticos IoT, etc.). Muchos tienen hardware limitado y nula seguridad. En la práctica, cualquier router o cámara con Telnet abierto es reclutable, como demostró Mirai.
  • Herramientas y exploits: Los atacantes usan software especializado de generación de tráfico y automatización: por ejemplo, hping3 (inyectar paquetes TCP/UDP), LOIC/HOIC (inundaciones HTTP), Metasploit con módulos DDoS, scripts personalizados en C/Python, etc. Para análisis forense usan Wireshark o tcpdump (captura y filtrado de tráfico sospechoso) y sistemas de monitoreo de red (Bro/Zeek, SNORT) configurados con reglas de anomalía de tráfico. En la etapa de propagación de botnet se emplean escáneres de puertos (masscan, zmap) y exploit kits para IoT.

Fases del ataque

Un ataque DDoS bien coordinado suele desplegarse en varias fases:

  1. Reconocimiento: El atacante identifica los servicios expuestos, su arquitectura y posibles puntos débiles, como servidores con protección limitada o configuraciones por defecto.
  2. Compromiso de dispositivos: Se infectan múltiples equipos para formar la botnet. Estos pueden incluir desde ordenadores personales hasta dispositivos IoT mal asegurados.
  3. Comando y control (C2): Se establece un canal de comunicación entre los dispositivos comprometidos y el servidor de control, desde el cual se orquestará el ataque.
  4. Ejecución: Se lanza la ofensiva en el momento más crítico, en muchas ocasiones coincidiendo con eventos clave o durante campañas específicas, con el objetivo de maximizar el impacto.
  5. Adaptación: Algunos ataques monitorizan en tiempo real las respuestas defensivas de la víctima y ajustan su patrón de tráfico para evadir las medidas de mitigación.

Técnicas avanzadas de evasión

Los atacantes han perfeccionado métodos para dificultar la detección y respuesta:

  • Spoofing de direcciones IP para enmascarar el origen real del tráfico.
  • Rotación de vectores de ataque (por ejemplo, combinando UDP flood con ataques HTTP GET) para confundir las herramientas de defensa.
  • Uso de tráfico cifrado, lo que fuerza al sistema objetivo a descifrar cada paquete antes de validarlo, aumentando la carga computacional.
  • Técnicas low-and-slow, que consumen recursos de forma progresiva y silenciosa, evitando picos bruscos que alerten a los sistemas de monitorización.

Equipos y arquitecturas de defensa más eficaces

La mitigación profesional de DDoS recae en arquitecturas especializadas:

  • Centros de limpieza (scrubbing centers): Redes globales dedicadas. Empresas como Netscout/Arbor disponen de unos 16 centros mundiales con más de 15 Tbps de capacidad conjunta. Cuando se detecta un ataque, el tráfico del cliente se “baila” (por BGP o proxy) hacia estos centros, donde se filtra (separe tráfico legítimo/malicioso) antes de redirigirlo al destino. Otros proveedores importantes incluyen Akamai/Prolexic, Cloudflare, Radware (DefensePro), Imperva Incapsula y AWS Shield.
  • Appliances on-premise: Hardware especializado instalado en la empresa o ISP. Ejemplos: Arbor TMS/Netscout APS, Radware DefensePro, FortiDDoS, F5 Silverline, etc. Estos detectan y mitigan ataques volumétricos hasta cierto límite. Suelen usarse en combinación con scrubbing en la nube (deployment híbrido).
  • CDNs/Anycast: Redes de entrega de contenido (Cloudflare, Akamai, Fastly, Google Cloud CDN). Al tener infraestructura distribuida (Anycast) cada nodo comparte la carga de tráfico. Si un DDoS ataca un nombre de dominio protegido por CDN, el tráfico malicioso se dispersa globalmente y se atenúa gradualmente. Además, estos servicios suelen incluir reglas anti-DDoS integradas (limitación de conexiones, WAF, etc.). Google Shield, por ejemplo, aplica estas técnicas tras bastidores.
  • Firewalls y WAFs: Firewalls de red (Cisco ASA, Palo Alto, iptables en Linux) pueden configurarse con políticas limitantes (listas negras, tasa de paquetes) para ataques comunes. Por su parte, WAFs (Web Application Firewalls) como Cloudflare WAF, ModSecurity o AWS WAF filtran tráfico HTTP malicioso (SQLi, botnets Layer7). Aunque no detienen un ataque volumétrico a nivel de red, ayudan a mitigar ataques dirigidos a aplicaciones.
  • Sistemas de detección y monitoreo: Herramientas como Zeek (Bro), Snort/Suricata o sistemas NetFlow/IPS se emplean para detectar patrones anómalos en tiempo real (picos de conexiones, firmas de ataques conocidos, tasas anómalas). La visibilidad temprana es clave para activar las defensas (por ejemplo, habilitar scrubbing o bloquear IP).

Estas soluciones suelen combinarse: un despliegue típico puede incluir un firewall local que en caso de DDoS activa rutas BGP hacia un scrubbing center dedicado, o bien redirige tráfico a un CDN global. La clave es contar con capa defensiva redundante (on-premise + cloud). Para casos críticos se dispone de acuerdos con ISP para interceptar y filtrar tráfico a nivel de backbone.

Técnicas de mitigación específicas

La defensa frente a ataques DDoS requiere una combinación de medidas proactivas y reactivas:

  • Filtrado de tráfico a nivel perimetral mediante firewalls avanzados y listas negras de IP.
  • Sistemas de detección y análisis de anomalías capaces de identificar patrones de tráfico inusuales.
  • Uso de servicios de mitigación externos, como scrubbing centers o servicios en la nube especializados.
  • Segmentación de red y redundancia de infraestructura, para limitar la superficie de exposición y garantizar continuidad operativa.
  • Planes de respuesta específicos, que incluyan protocolos de actuación rápida y herramientas de contención.
  • Limitación de tasa (rate limiting): En las capas de red o aplicación se puede restringir el número de conexiones o peticiones por IP. Herramientas como iptables (Linux Netfilter) implementan módulos de hashlimit o SYNPROXY.  De igual forma, proxies HTTP (Nginx, HAProxy) pueden limitar peticiones GET por segundo.
  • Filtrado y bloqueo de paquetes: ACLs en routers y firewalls, o filtros BPF de alto rendimiento, bloquean tráfico malicioso basado en IP/puertos/flags. Por ejemplo, se pueden descartar paquetes UDP dirigidos a puertos que no usa la aplicación, o bloquear patrones reconocidos (tamaño o firma del payload). El filtrado puede operar en hardware (ASICs de switch) o en la propia CPU del servidor. El reto es configurarlo sin interrumpir tráfico legítimo.
  • Desafíos o autenticación: A nivel web, métodos como CAPTCHA o JavaScript challenges (verificación de navegador) diferencian bots de usuarios reales, frenando ataques de capa 7. En TCP, los SYN cookies (del kernel) evitan almacenar estado de conexiones pendientes, por lo que inundaciones SYN sólo generan cookies hasta llenar la ventana. Algunas soluciones de red de nueva generación aplican puzzles criptográficos para cada conexión sospechosa.
  • BGP Blackholing: Consiste en anunciar la red del objetivo como una ruta “hueca” a un ISP colaborador, de modo que el tráfico es descartado en su entrada a la red atacante. Imperva explica que usar la comunidad BGP BLACKHOLE permite derivar el tráfico DDoS lejos del servidor. Es efectivo para ataques volumétricos extremos, aunque implica dejar inaccesible el servicio mientras dura (es un último recurso).
  • Anycast y Load Balancing: Proveedores Anycast (Cloudflare, Google) difunden múltiples instancias del servidor bajo la misma IP. El DDoS se reparte automáticamente entre ellas, evitando un único punto de congestión. Esto funciona porque BGP enruta al nodo “más cercano” en latencia, dispersando la carga global.
  • Scrubbing en la nube: Servicios gestionados (Akamai, Cloudflare, AWS Shield, Google Shield) ofrecen mitigación en la nube: reenvían todo el tráfico hacia sus centros de limpieza, donde se depura con reglas personalizadas. Google Shield protegió a KrebsOnSecurity usando este enfoque. AWS Shield Advanced, por ejemplo, activó protecciones contra CLDAP en el caso de AWS. Estas plataformas usan machine learning y expertos para filtrar automáticamente.
  • Reglas automatizadas: Muchos DDoS modernos usan firmas conocidas (por ejemplo, patrones de amplificación Memcached o SYN floods específicos). Sistemas IDS/IPS pueden cargar firmas prediseñadas o adaptar basados en detecciones previas para bloquear rápidamente el vector identificado. Algunos WAF/Capa7 actúan automáticamente bajo gran volumen (típicamente a 5xx con autoscaling).

Conclusiones, lecciones aprendidas y recomendaciones

El incidente de mayo 2025 confirma varias tendencias críticas: los ataques DDoS se han vuelto hiper-volumétricos (Tbps) y de altísima tasa de paquetes (miles de millones de pps). En el primer trimestre 2025 Cloudflare detectó más de 700 ataques “hiper-volumétricos” (>1 Tbps o >1 Bpps) nunca vistos antes. Esto requiere defensas cada vez más robustas y automatizadas.

Lecciones clave: asegurar los dispositivos IoT es fundamental. La mayoría de estos botnets proviene de routers/cámaras con credenciales por defecto o sin parches. Se recomienda cerrarlos al público y actualizar firmware. También hay que eliminar los “reflejos” inseguros: deshabilitar servicios UDP innecesarios, filtrar DNS/NTP/Memcached en la red interna y configurar firewalls para que no respondan a queries no solicitados.

Impacto y consecuencias: El impacto de un ataque DDoS puede ser devastador, no solo a nivel técnico, sino también económico y reputacional. Servicios interrumpidos, pérdida de clientes, degradación del rendimiento, aumento de costes operativos y sobrecarga del equipo de respuesta son solo algunas de las consecuencias inmediatas. En infraestructuras críticas o entornos industriales, un ataque bien dirigido puede incluso interrumpir procesos físicos o provocar situaciones de inseguridad operativa.

Tendencias futuras: se espera que los atacantes exploten cada vez más protocolos nuevos (por ejemplo, nuevos servicios P2P o IoT sin estado) para amplificación. Por ello, es crucial una estrategia de defensa en profundidad y cooperación inter-organizacional (compartir inteligencia entre empresas y proveedores).

Recomendaciones prácticas: las organizaciones deben implementar detección temprana (netflow, IPS, SIEM) para activar respuestas automáticas. Es básico habilitar SYN cookies en todos los servidores, limitar tasas de paquetes inusuales (iptables hashlimit, SYNPROXY), y usar sistemas de cache o CDN para absorber picos repentinos. Para entornos web, emplear WAF actualizado y CAPTCHAs cuando sea viable. Además, mantener actualizados los sistemas y cerrados los servicios innecesarios. Por último, es muy recomendable contar con un plan de contingencia (runbook) y acuerdos con proveedores de mitigación en la nube o ISP (para BGP blackholing/Anycast) antes de que ocurra un ataque. En resumen, solo una combinación de capas de defensa, monitoreo continuo y buenas prácticas de red permite resistir la creciente ola de ataques DDoS masivos.

Fuentes: análisis y cifras basados en informes técnicos de Brian Krebs, informes de proveedores (Cloudflare, AWS/TheVerge) y autoridades de ciberseguridad (CISA, INCIBE), entre otros. Cada afirmación técnica aquí citada se sustenta en dichos reportes o documentos especializados.