Comprando una carretilla elevadora por Internet me encontré con un fraude bien organizado

Fecha de publicación 25/01/2018
Imagen decorativa del artículo sobre fraude en compra de carretilla elevadora

Según nos cuenta el usuario, contactaron con el supuesto vendedor de la carretilla elevadora diésel a través de WhatsApp, ya que como se indicaba en el propio anuncio publicado en una conocida plataforma de Internet, "solo quería contacto por WhatsApp".

Anuncio fraudulento carretilla elevadora

Tras una breve conversión a través de la aplicación de mensajería, el vendedor le pidió los datos personales para proceder al envío de la carretilla a través de una empresa de transporte que supuestamente, ofrecía 4 días de comprobación del producto adquirido, de tal forma, que si algo no estaba bien, cubriría el coste de los gastos de devolución así como reembolso del coste económico de la carretilla.

Conversión Whatsapp vendedor carretilla elevadora

La empresa de transporte sería la encargada de facilitarle la factura de compra, hecho que dio confianza al usuario. Por tanto, una vez realizado el ingreso de dinero a la cuenta facilitada en dicha factura, se comprobaría que todo estaba correcto para que la empresa de transporte procediera a realizar el envío.

Conversión Whatsapp vendedor carretilla elevadora

La sorpresa llegó cuando el usuario, tras realizar el pago siguiendo las instrucciones indicadas y confirmárselo al supuesto vendedor, éste al cabo de varias horas (estando en España ya cerrados los bancos) le indicó que cancelase la transferencia porque le había facilitado mal el número de cuenta (¡vaya error!). Después de varios intentos de contactar telefónicamente con él tras leer el mensaje “bomba”, fue imposible localizarle ya que no contestaba a las llamadas ni tampoco a los mensajes de WhatsApp.

Afortunadamente, al día siguiente consiguió cancelar la trasferencia y recuperar su dinero, sin embargo, si hubiese tardado un poco más de tiempo en cancelarla, es posible que hubiese perdido el dinero.

En esta ocasión, un error del “supuesto vendedor” (le dio mal el número de cuenta) le libró a nuestro protagonista de ser víctima de un fraude, pero… más allá de que después del problema no volviese a dar más señales de vida, ¿cómo pudo haber detectado con antelación que estaba ante un fraude?

La clave estaba en la factura que le enviaron. A primera vista, para alguien que no está muy acostumbrado a manejarse con este tipo de documentos, parecía correcta:

  1. estaba redactada con un español más o menos correcto (aunque con alguna falta de ortografía),
  2. incluía fecha, número de factura, datos del vendedor y comprador, detalle del producto, precio, cantidad…
  3. así como otra información adicional como las instrucciones para formalizar el pago.

Sin embargo, en dicha factura llamaban la atención aspectos como los siguientes:

  1. No facilitaba ningún tipo de dato fiscal sobre la empresa.
  2. El vendedor supuestamente era español, y sin embargo, el ingreso se debía realizar a una cuenta bancaria italiana siendo el beneficiario una persona cuyo nombre nada tenía que ver con el del vendedor.
  3. En la supuesta factura se incluía un código de seguimiento del pedido así como un enlace para comprobar el estado del pedido. Si todavía no se había formalizado la compra, ¿cómo es que ya había un código de seguimiento del envío?

De manera adicional, si se hubiese revisado la página web de la supuesta empresa de envío y transporte, rápidamente se hubiese detectado que todo era un montaje. Aunque a simple vista parecía una web legítima, tras navegar un poco en ella se podía ver información que llamaba la atención. Por ejemplo:

  1. Un mensaje indicaba que la centralita telefónica estaba averiada, por lo que era imposible contactar con ellos telefónicamente. ¡Qué raro!
  2. Si intentabas acceder a los enlaces de los Términos de Uso, Términos del servicio y Política de privacidad, no enlazaban a ningún contenido y redirigían a la home de la web. Lo mismo para los perfiles de redes sociales. ¡No existían! Estaban los logos, pero no existía ningún perfil para esa empresa.
  3. Como se indicó también para la factura, en ninguna sección de la web se facilitaban datos fiscales ni domicilio por ningún sitio. ¡Es importantísimo!
  4. Eso sí, para darle más credibilidad al servicio, incluían en la parte inferior de la página web de inicio un texto que indicaba “Nuestros compañeros” y a continuación, varios banners que redirigían a servicios conocidos como Milanuncios, eBay, Idealista, Vibbo, coches.net y Fotocasa. De esta forma el usuario que les visitase pensaría que colaboraban de alguna forma con ellos, aunque la realidad era bien distinta…

Banners empresa de anuncios conocidas

Finalmente, si se hubiese hecho alguna comprobación más, como por ejemplo, buscar por Internet información y comentarios sobre dicha empresa, se podría haber detectado la ausencia de información, lo cual es sospechoso. Hoy en día es poco frecuente que no haya comentarios ni opiniones en Internet de empresas de estas características.

En cualquier caso, el usuario denunció tanto el anuncio fraudulento como al usuario y afortunadamente procedieron a eliminarlos. Sin embargo, no se descarta que la persona que estuviese detrás del fraude, haya podido crear nuevos usuarios a través de los cuales publicitar más anuncios de características similares al detallado en esta historia real, por tanto, si vais a comprar por Internet, estad atentos y sed cautos para que no os engañen con trucos como los detallados anteriormente.

Para realizar compras seguras por Internet, recordad que disponéis para consulta y descarga gratuita la guía de Compra segura en Internet. Encontraréis muchas pautas y consejos que os resultarán muy útiles.