Instituto Nacional de ciberseguridad. Sección Incibe
Instituto Nacional de Ciberseguridad. Sección INCIBE-CERT

Redes privadas 5G: Guía de buenas prácticas en ciberseguridad

Fecha de publicación 18/12/2025
Autor
INCIBE (INCIBE)
Redes privadas 5G: Guía de buenas prácticas en ciberseguridad

Incluimos una nueva guía a nuestra sección de guías y estudios. La Guía de buenas prácticas de ciberseguridad para redes privadas 5G elaborada por el Laboratorio de Ciberseguridad de INCIBE junto a la Universidad de León, la cual propone un marco didáctico para desplegar y gestionar redes 5G no públicas independientes (SNPN) de forma segura. Su objetivo es ayudar a operadores y personal técnico de empresas e industrias a comprender la tecnología, identificar riesgos e implantar controles que mitiguen amenazas, cumpliendo el marco normativo aplicable.

La guía completa se puede encontrar y descargar a continuación:

Redes privadas 5G: la seguridad se decide en la configuración

Imagínate una planta en la que cámaras, sensores, robots y vehículos guiados automatizados dependen de la conectividad para coordinarse. La red deja de ser “infraestructura” y se convierte en un sistema de operación. En ese contexto, una red privada 5G promete rendimiento determinista, cobertura amplia y una seguridad sólida basada en SIM, eSIM o iSIM.

Ese valor estratégico trae una consecuencia directa: una red privada 5G se vuelve un objetivo de alto impacto. La guía elaborada por el laboratorio de ciberseguridad de INCIBE y la Universidad de León plantea un enfoque práctico para desplegar y operar redes privadas 5G (SNPN) con seguridad y resiliencia. 

Qué aporta una red privada 5G y por qué cambia la conversación

Una red privada 5G se dedica al uso exclusivo de una entidad, como una empresa, una fábrica o un campus. Esa exclusividad te da control sobre recursos, políticas de seguridad y calidad de servicio.

La guía compara 5G privada con otras tecnologías habituales. Señala latencias muy bajas, fiabilidad muy alta en escenarios exigentes, y un acceso planificado que favorece el determinismo. Describe, además, una seguridad fuerte basada en SIM, eSIM o iSIM, por encima del modelo típico de credenciales en redes inalámbricas generalistas.

Ese salto en capacidades habilita casos de uso complejos, pero también obliga a profesionalizar la seguridad. Una red privada 5G se integra con entornos de tecnologías de la información, operación industrial y nube, lo que amplía la superficie de ataque y exige medidas específicas. 

Por qué el 5G abre nuevos frentes de riesgo

La guía explica que el modo autónomo (SA) adopta paradigmas de computación en la nube y virtualización. Esa convergencia aporta flexibilidad, pero redefine la superficie de ataque. Una función comprometida puede facilitar movimiento lateral si existe confianza implícita entre componentes.

El núcleo 5G trabaja con una arquitectura basada en servicios. Las funciones se comunican mediante interfaces tipo API, lo que introduce una superficie de ataque adicional que requiere protección explícita.

La operación diaria también se complica. La guía describe un entorno con muchas fuentes de registros y grandes volúmenes de datos, donde un evento crítico puede quedar oculto. La arquitectura distribuida reduce visibilidad y dificulta localizar fallos, lo que frena una respuesta eficaz ante incidentes. 

 

Controles que la guía prioriza

1) Asegura la base: dispositivos y software

La primera defensa está en la seguridad de los dispositivos. Es necesaria protección física, refuerzo del sistema, gestión de vulnerabilidades y verificación de integridad del software mediante firma digital.

Ese bloque reduce fallos por configuraciones débiles y evita que el software se convierta en una puerta trasera.

2) Protege la red de comunicaciones y separa propósitos

Importante el cifrado en tránsito con protocolos de transmisión segura y autenticación mutua con certificados digitales. Deben protegerse interfaces como las que unen la estación base con el núcleo, las que conectan estaciones base entre sí y el canal de operación y mantenimiento.

También es importante separar plano de usuario, señalización y gestión y revisar configuraciones de aislamiento y comprobarlas de forma periódica para detectar errores antes de que se conviertan en incidentes. 

3) Refuerza el núcleo y cuida los datos

Control estricto del acceso a las interfaces basadas en servicios del núcleo, con autenticación y autorización por identidad y certificados, así como el correcto aislamiento de funciones para frenar la propagación lateral.

En datos de usuario, cifrado en almacenamiento, cifrado extremo a extremo en transmisión, verificación de integridad y una gestión de claves que asegure generación, distribución, almacenamiento y actualización. 

4) Vigila el entorno MEC y las aplicaciones

Alto valor del entorno MEC en entornos industriales, con seguridad en el ciclo de vida del software, escaneos periódicos de aplicaciones y monitorización de registros, tráfico y comportamiento para detectar anomalías y activar mitigaciones.

Confianza cero y microsegmentación: el “cómo” que marca la diferencia

La guía defiende un modelo de Confianza Cero: ninguna solicitud debe considerarse confiable por defecto. Ese enfoque exige verificación y autorización explícitas, autenticación mutua, microsegmentación y mínimo privilegio.

En una red privada 5G, esa microsegmentación debe aterrizarse con dos parámetros: NSSAI y DNN. Una configuración correcta en los perfiles de suscripción se convierte en un control preventivo de primer orden. 

La parte que más se olvida: gestión de la configuración de seguridad

La gestión de configuración resulta clave y se pasa por alto con facilidad. Por ello, una “línea base de configuración de seguridad” debe ser referencia para controlar el estado de seguridad según el equilibrio entre costes y riesgos asumibles.

La guía de buenas prácticas de ciberseguridad para redes 5G plantea un proceso con fases claras:

Planificación

Gestión de activos y requisitos

Gestión de la línea base

Implementación y control de desviaciones

Ese trabajo pide organización, procesos y capacidad de apoyo. Por lo que es importante definir funciones y responsabilidades, procesos de activos y cambios, y soporte mediante plataformas, concienciación y formación. Y, por tanto, repartir responsabilidades en el ciclo de vida.

¿Cómo hacer tu despliegue de seguridad en 5G?

  • Define el modo de red privada y el alcance del despliegue.  
  • Divide la red en dominios y asigna políticas por criticidad.  
  • Separa usuario, señalización y gestión, con aislamiento verificable.  
  • Exige autenticación mutua con certificados en comunicaciones críticas.  
  • Refuerza dispositivos: hardening, parches probados y verificación de firma.  
  • Controla interfaces del núcleo con identidad, autorización y cifrado.  
  • Cifra datos en reposo y aplica cifrado extremo a extremo en tránsito.  
  • Ajusta la gestión de claves para evitar riesgos por filtraciones.  
  • Protege MEC con seguridad de aplicaciones y monitorización de anomalías.  
  • Gestiona accesos físicos y accesos remotos de operación y mantenimiento.  
  • Configura NSSAI y DNN como microsegmentación aplicada a perfiles.  
  • Implanta línea base, control de cambios y automatización de verificación.  

Una red privada 5G te da control. La seguridad te exige que uses ese control con disciplina. La guía de buenas prácticas de ciberseguridad para redes 5G lo deja claro: la defensa no vive solo en un producto, vive en la arquitectura, en la operación y, de forma especial, en la configuración que mantienes estable, auditable y automatizable.