¿Cómo saber si es el momento de tener su primer móvil?

Fecha de publicación 12/11/2018
Imagen decorativa, ¿Cómo saber si es el momento de tener su primer móvil?

Todas las familias se enfrentan antes o después al mismo dilema: ¿le damos ya un teléfono móvil al niño/a?, ¿a qué edad se lo damos? La duda puede surgir ante unas fechas señaladas como cumpleaños o navidades; costumbres sociales, como el paso al Instituto o la primera comunión; ante una necesidad puntual, como un viaje de fin de curso o simplemente por la propia petición e insistencia del menor, pero en todo caso la respuesta no es sencilla.

Es cierto que hoy en día es frecuente ver a niños y niñas con un teléfono móvil en la mano, ya sea sentados en un banco o jugando en el parque. Así, el 75% de los chavales de 12 años dispone de un teléfono móvil, según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares de 2017, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística.

Un regalo fácil ¿o un trámite obligado?

Hay personas para las que, a la hora de regalar a un menor, su prioridad es deslumbrarle, cayendo en la tentación del “regalo fácil” y aparentemente exitoso que supone un móvil, sin haberlo meditado previamente, y sin haberlo consultado con sus padres.

Imagen móvil con lazo

Para otras personas supone un paso más en la infancia y adolescencia en nuestra sociedad y pueden caer en la idea equivocada de que no es más que un “mero trámite” que tienen que cumplir, sin mayores inquietudes ni preparación al respecto por su parte.

Pero esto no es así, no se puede tomar a la ligera, un móvil no es un juguete. Se trata de una decisión que trae consigo grandes responsabilidades y que puede tener consecuencias serias, por lo que ha de ser meditada y acordada con los padres del menor.

Responsabilidades y riesgos

Un móvil implica una responsabilidad, no solo por el coste económico del dispositivo, sino por ser un aparato que permite la conexión con otras personas, desarrollar una influencia sobre ellas y recibir presiones por su parte. Un móvil implica un grado de exposición, mayor o menor, pero que afecta a la seguridad personal.

   Un móvil implica una responsabilidad, permite influir sobre los demás, así como recibir presiones

 

Imagen niña con móvil

Al igual que un coche ofrece comodidades, pero requiere mucha responsabilidad para conducirlo, y no se permite hasta llegar a una edad y madurez adecuadas, con el móvil ocurre lo mismo. Se puede utilizar para comunicarse con otras personas, crear y divertirse, pero también se pueden cometer errores y hacerse daño a uno mismo/a o a los demás. Entre los principales riesgos estarían:

  • El acceso a contenidos inapropiados: violentos, pornográficos, extremistas, de conductas peligrosas para la salud, etc. Pueden ser perturbadores, perjudicar el desarrollo del menor o incluso ser la puerta de entrada al contacto con comunidades peligrosas.
  • Daños a la privacidad e identidad digital: compartiendo información sensible que alguien pueda utilizar en su contra (como por ejemplo en el caso del sexting), difundiendo mensajes que le pueden causar una mala imagen y reputación en línea, etc.
  • Ciberacoso: insultando, humillando, aislando a un compañero/a, haciéndose pasar por otra persona para burlarse de él/ella o siendo el objetivo de una campaña de este tipo.
  • Grooming: cuando una persona se gana su confianza a través de Internet, y le acaba chantajeando con fines sexuales.
  • Uso excesivo : en el momento en que el uso del móvil e Internet interfiere con sus actividades cotidianas (estudio, tareas domésticas, ocio), altera sus relaciones sociales, le genera una dependencia, problemas de sueño, atención, etc.

No son riesgos exclusivos del uso de la tecnología sino que estas situaciones problemáticas también se pueden dar en el contacto personal cara a cara (recordemos los típicos mensajes del “no le abras la puerta a nadie”, “no hables con desconocidos por la calle”, etc.).

Las principales diferencias se derivan de la mayor facilidad para acceder a los contenidos, la inmediatez de las comunicaciones, la facilidad con la que se puede viralizar un mensaje y llegar a muchas personas con las que no se contaba. Además se da una falsa sensación de seguridad y anonimato detrás de una pantalla, ya que el móvil se puede utilizar en un ámbito más privado, lo que además implica unas mayores dificultades de supervisión por parte de la familia.

Si solo lo va usar para jugar o para llamarme en caso de emergencia

Un móvil no es un juguete, no es una videoconsola portátil, no es sólo un teléfono. Hoy en día los móviles tienen una gran variedad de funciones y una de las principales es su capacidad de conectarse a Internet y vincularse con otros dispositivos. Además, no podemos olvidar que un móvil almacena gran cantidad de información personal, contactos, teléfonos, correos electrónicos, imágenes o mensajes.

Imagen niño juegos móvil

Aunque se lo facilitáramos a un menor «sólo para llamar», sin datos móviles, nada le impediría conectarse a la WiFi del centro educativo o de la cafetería de la esquina Aunque «sólo lo quisiera para jugar» podría encontrarse charlando con desconocidos en el propio videojuego, o haciendo compras de objetos virtuales y packs de mejoras dentro del juego.

Así pues, no podemos pretender simplemente limitar las funcionalidades del móvil sin implicarnos en el acompañamiento del menor y en la supervisión de sus actividades online.

Entonces, ¿qué miramos antes de regalar un móvil?

Lo más importante en este momento no es el tamaño de la pantalla, los megapíxeles de la cámara o la memoria interna sino más bien valorar su nivel de madurez: reflexionar sobre su día a día, si en general toma buenas decisiones, nos consulta con naturalidad cuando tiene dudas (o a alguna otra persona adulta de referencia y confianza), o bien si tiene tendencia a precipitarse y ponerse en situaciones comprometidas.

El grado de desarrollo de sus habilidades sociales, su forma de dirigirse a los demás, la manera de gestionar los conflictos, la empatía y asertividad en sus respuestas son esenciales para prevenir problemas a nivel social, también a través del móvil. De la misma manera, si no tiene un buen nivel de autoestima y no confía en sí mismo/a lo suficiente, es más fácil que pueda dejarse llevar por la influencia de otras personas con los riesgos que eso supone.

Si lo tenemos claro, es el momento de prepararnos para que la llegada de ese móvil sea lo más ordenada y provechosa posible para el menor. Podemos preparar nuestro propio pacto de buen uso del móvil, negociarlo y firmarlo conjuntamente. Tendremos que dedicar un poquito de tiempo a configurar el dispositivo de manera segura, así como valorar la opción de emplear algún tipo de control parental.

En conclusión

Adelantar el momento de tener su primer móvil, sin contar con el nivel de desarrollo del menor, puede acarrear un mayor número de situaciones problemáticas, y posiblemente de mayores consecuencias. Así pues, cuando hablamos de móviles con los menores, es importante transmitir un mensaje claro acerca de la responsabilidad que requiere su utilización. Lógicamente, antes o después llegará el momento de regalarle un móvil, pero siempre valorando si este es ese momento, y si es así, programar el regalo de forma seria y consciente.