Comprende las claves de la comunicación en Internet

Fecha de publicación 05/09/2023
Alumnos/as mirando el móvil en los pasillos del colegio/instituto

La comunicación en línea es cada vez más habitual en nuestra rutina diaria y en la de los menores. Este factor es muy beneficioso en varios aspectos, pero este tipo de comunicación también puede facilitar posibles malentendidos y problemas online. En este artículo detallaremos qué elementos cambian entre la comunicación en persona y a través de Internet y cómo pueden afectar en la experiencia en línea de los/as menores.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que:

Una comunicación digital implica

Distancia física

Por una parte, consigue superar barreras geográficas permitiendo la comunicación con personas que están ubicadas en diferentes lugares del mundo. Elimina la distancia física y facilita las relaciones entre las personas, aunque al mismo tiempo reduce la sensación de exposición, que es mayor al comunicarse en persona, da una falsa sensación de seguridad y dificulta la empatía con la persona que está al otro lado de la pantalla.

Inmediatez

A través de Internet se pueden enviar mensajes instantáneos, y eso permite que una conversación entre dos o varias personas, a pesar de ser a través de una aplicación de mensajería, tenga fluidez y sea dinámica. Sin embargo, también puede facilitar la presión o incluso exigencia de respuestas inmediatas, sin tener en cuenta las circunstancias de la otra persona.

Distancia temporal

En línea se pueden espaciar los mensajes y las respuestas en el tiempo. Así, se puede dar una conversación sin que las personas tengan que coincidir en el mismo momento, lo que no es posible cara a cara. Esto ofrece una mayor flexibilidad y oportunidad para reflexionar sobre la respuesta que se quiere ofrecer, aunque también se corre el riesgo de malentendidos por perder el contexto original.

Reducción de la comunicación no verbal

A diferencia de la comunicación en persona, en la comunicación en línea no suele existir la posibilidad de hacer gestos, interpretar las posturas corporales o entonaciones, lo que dificulta la comprensión de los mensajes, y contribuye a que se generen malas interpretaciones.

Descontextualización

En muchas ocasiones se suele hacer uso de lenguajes visuales, como pueden ser emoticonos, memes o gifs, o bien expresiones con significados ambiguos que pueden facilitar una lectura descontextualizada del mensaje, pudiendo llevar a malentendidos, enfados y confusiones.

Permanencia

Por otro lado, tanto para mensajes de texto como para imágenes, audios y vídeos, hay que ser conscientes de que pueden llegar a conservarse y seguir siendo accesibles a través del tiempo, incluso después de borrarlos, ya que otras personas pueden haber hecho copias, capturas de pantalla, o simplemente haberlas compartido.

Viralidad

En este sentido, finalmente habría que apuntar a la posible viralidad de los mensajes en Internet, ya que además puede existir una difusión con la que no se contaba originalmente, llegando a muchas más personas y la cual puede llegar a ocurrir en un plazo muy corto de tiempo, como en el caso de que una publicación en redes sociales se fuera compartiendo repetidamente.

Niños y niñas sorprendidos mirando tablets en clase.

Riesgos en la comunicación en Internet entre menores

  • En ocasiones, el uso de un alias o de datos que no se ajustan a la realidad pueden generar en los/as menores una falsa sensación de anonimato o de que nadie al otro lado de la pantalla puede llegar a saber quiénes son.
  • Además, puede generarles una falsa sensación de seguridad o impunidad, creyendo que sus acciones no pueden ser rastreables o castigadas.
  • Al no interactuar físicamente con otra persona, y perder el lenguaje no verbal, puede llegar a aparecer una dificultad para empatizar con otras personas, facilitando la aparición de comentarios ofensivos o despectivos, o que no tienen en cuenta a los demás.
  • Disociación entre cortesía física y digital, de modo que una persona puede realizar acciones online que no haría en el entorno físico. Esto ocurre debido a la desinhibición respecto a las restricciones sociales que puede darse más fácilmente en el entorno digital unido a la falsa sensación de seguridad y anonimato.
  • Exigencias de respuestas inmediatas, sin respetar las situaciones o tiempos de los demás. Además, hay ocasiones en que se puede saber si un mensaje se ha leído o no, lo que puede aumentar la presión y exigencia.
  • Malentendidos, confusiones y malas interpretaciones debido a la pérdida del contexto, la reducción del lenguaje no verbal, como la expresión facial y el tono de voz, por ejemplo, ante un comentario irónico; el empleo de lenguajes visuales y expresiones ambiguas, por ejemplo, con emoticonos o dobles sentidos.
  • Pueden tener reacciones en caliente, sin reflexión previa, desprogramadas o agresivas hacia otras personas.
  • La comunicación en entornos virtuales puede facilitar la exclusión de una persona, hacerle el vacío.

Recomendaciones para una comunicación saludable

Enséñale a empatizar con el resto de las personas, ya sea en el entorno físico como en Internet. Además, recuérdale que sus palabras y acciones pueden afectar a otras personas, por lo que, hay que recapacitar antes de hacer una publicación o un comentario. También es fundamental ayudarle a tener una correcta configuración de privacidad en los dispositivos y aplicaciones que utiliza.

Fomenta su pensamiento crítico y establece unas pautas de uso y comunicación que sirva de canal de ayuda en caso de tener problemas en Internet.

Apóyate en el vídeo “Comunicarse bien en Internet” para concienciar a los/as menores de la importancia de tener presente que al otro lado de la pantalla hay otra persona con sentimientos que hay que respetar. Y ante cualquier duda online, podéis llamar gratuita y confidencialmente al 017, “Tu Ayuda en Ciberseguridad”.

 

 

Recursos de vuelta al cole cibersegura

Contenido enmarcado en los recursos de Vuelta al cole cibersegura.

 

Contenido realizado en el marco de los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, financiado por la Unión Europea (Next Generation).

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