10 armas del gladiador antimalware
Desde que aparecieron los primeros virus a finales del siglo pasado, disponer de un antivirus es una medida básica en la protección de cualquier empresa. Pero, como el de la gripe, es habitual que los virus informáticos muten para hacerse más dañinos y resistentes. En su evolución se han diversificado tanto que hemos terminado por llamarlos malware, abarcando este término, además de los virus otros tipos de software malicioso: troyanos, gusanos, spyware, adware, etc. Con tanta «cepa» suelta, ¿cómo nos preparamos para luchar contra el malware?, ¿cuáles deben ser las armas y defensas de un buen antimalware?
La concienciación y la aplicación de unas buenas prácticas en el uso de los sistemas tecnológicos y dispositivos móviles son algunas formas de luchar contra el malware. Aunque todo esto será más efectivo si seleccionamos un buen antimalware, que será nuestro mejor aliado en esta lucha. Para ello haremos como hacían los luchadores romanos, escoger y preparar cuidadosamente las armas y protecciones que vamos a utilizar en la batalla. Todo antimalware que se precie debe seleccionar, como buen gladiador, las armas y protecciones más adecuadas que le haga ganar la lucha sin perder la vida (o la empresa) en el intento.
Por una parte ha de ser ágil y poder detectar cuanto más malware mejor. Para ello comprobaremos que detecte todo tipo de amenazas y también que las detecte en tiempo real. Con esto nuestro gladiador tendrá puestas las espinilleras o grebas y un puñal o gladius para responder raudo.
Como muchas veces el malware entra vía correo electrónico o visitando páginas web, comprobaremos que dispone tanto de antiphishing y antispam para el email, como de análisis de páginas web. No menos importante es que realice comprobaciones automáticas ante cualquier descarga de ficheros y les atice un buen golpe. Así nuestro gladiador antimalware tendrá también a su disposición una maza con picos (bola), unos guantes y una espada. Con este utillaje podrá hacer frente a los intentos de ataques del malware por estos medios.
No menos importante es que disponga de medidas para evitar, por error o mala intención, una mala utilización de los recursos de la empresa. Así, nuestro gladiador antimalware tendrá que dejarnos filtrar las páginas web (red) y las aplicaciones (yelmo) permitidas y necesarias para nuestra actividad. Así mismo tendrá que permitirnos bloquear esta configuración para evitar que el empleado pueda modificarla o desactivarla (escudo).
Es esencial que nuestro gladiador antimalware pueda ponerse al día de nuevas firmas de malware, es decir, de todas las nuevas cepas que van apareciendo para ello utilizará un arma arrojadiza, la lanza.
Finalmente tendrá que permitirnos programar análisis periódicos para comprobar que todo está bien y así rematar la tarea como el gladiador hacía con el tridente.
Con estas dos últimas armas, la lanza y el tridente, nuestro gladiador antimalware tiene a su disposición todas las medidas que necesita para luchar contra el malware.
Si tu antimalware, es como este gladiador, ya puedes saltar a la arena y luchar contra el malware.