Educando a los menores en la era digital: sexualidad en línea
El centro educativo tiene un papel fundamental en la lucha contra los riesgos y daños en la Red, incluyendo situaciones de abuso sexual a menores. Podemos trabajar desde el aula todos los aspectos relacionados con la prevención y detección de este tipo de delitos, incorporando clases o talleres en los que los menores aprendan de forma clara y saludable sobre sexualidad e Internet. Sin duda, es un esfuerzo que puede marcar la diferencia y evitar casos entre el alumnado.
El trabajo para la prevención de los riesgos y daños en Internet, el aprendizaje digital y el fomento de una sexualidad saludable, son competencias transversales en nuestra tarea como educadores/as, y cada vez con más frecuencia temáticas incluidas dentro de las aulas. Niños, niñas y adolescentes cada vez emplean más herramientas y plataformas de comunicación para diferentes propósitos y en diferentes contextos como en casa o en la escuela. Estos cambios implican la urgente necesidad de incrementar su formación sobre el uso seguro y responsable de los dispositivos.
El abuso sexual de menores en Internet es una realidad, que puede tomar múltiples formas, y su objetivo es conseguir material íntimo o incluso contactos físicos. Enseñar a los menores a detectar y evitar conductas y relaciones de alto riesgo o daño es primordial, así como el desarrollo de habilidades sociales, pensamiento crítico y técnicas de comunicación asertivas para fortalecer su resiliencia. De este modo, podrán gestionar de forma adecuada las relaciones y amistades en la Red, rechazando las solicitudes incómodas, aprendiendo a decir no y haciendo valer su opinión. Todas estas son herramientas indispensables para mejorar su autoprotección.
Además, debemos recordar que la educación es un pilar básico para conseguir un cambio social que reduzca la demanda de contenidos de abuso sexual de menores entre la población adulta. En este sentido, promover una sexualidad saludable en la adolescencia es fundamental, siendo recomendable incluir estas temáticas dentro de los protocolos y planes de acción del centro educativo. Estos documentos deben orientar a toda la comunidad educativa sobre cómo prevenir riesgos y situaciones dañinas en la Red entre el alumnado, así como pautas de detección y reacción para cada situación. En cuanto a la problemática de abuso sexual de menores, es necesario valorar la implicación del centro con sesiones de debate, actividades didácticas o formaciones específicas, porque sin duda su papel es clave. ¿Empezamos por organizar una sesión de concienciación en el aula?
Preparando la actividad
A la hora de hablar de relaciones saludables en Internet, debemos tener en cuenta algunos aspectos. Valoraremos la edad y madurez de nuestros estudiantes, que nunca será limitante, pero que influirá en el nivel de complejidad del contenido a tratar. El abuso sexual online es un tema delicado, pero se puede trabajar en todos los niveles educativos, con una adecuada adaptación de las actividades.
No son imprescindibles conocimientos previos sobre informática o seguridad en la Red, pero sí es recomendable actualizarse y ampliar nuestra información sobre esta temática. Del mismo modo, es positivo reflexionar sobre las conductas propias de la adolescencia, en especial sobre las formas de comunicarse y el uso que hacen de Internet, las relaciones en línea y la sexualidad. Debemos aceptar que para ellos/as la Red es parte de su vida, como un medio de comunicación, accesible y fácil de usar, que les permite interactuar con otras personas ahora que están comenzando a tener relaciones y experimentando con sus sentimientos.
Podemos consultar artículos especializados que analicen el problema y guías formativas al respecto. Por supuesto, es importante contar con el apoyo de toda la comunidad educativa, de forma que todos/as nos involucremos en la labor de proteger a los menores de edad ante posibles experiencias dañinas o delitos en Internet. Para ello, podemos organizar de manera paralela formación específica o talleres para equipos docentes, escuelas de padres y madres, y para otros profesionales del centro.
Las posibilidades para aprender sobre Internet en el centro educativo son enormes: talleres extraescolares, actividades organizadas de manera puntual, sesiones en tutorías y asignaturas relacionadas, o como complemento de otras actividades. Podemos elegir el formato que mejor se adapte a nuestros alumnos/as. El objetivo en cualquier caso será mostrarles las herramientas adecuadas para estar más seguros en línea.
Qué vamos a trabajar: materiales y recursos prácticos
- Las habilidades sociales y de comunicación adecuadas para Internet. Herramientas como la empatía, la netiqueta y la asertividad, que les enseñarán a conocer sus propios derechos y defenderlos sin generar conflictos. Así aprenderán la forma adecuada de comunicarse en línea, sin caer en chantajes o engaños.
- La promoción de relaciones positivas. Por falta de información o experiencia, en Internet los menores pueden confundir las conductas propias de una relación de pareja saludable. De forma que pueden sentirse obligados a comportarse de una determinada manera, llevar a cabo acciones que les hagan sentirse incómodos o incluso, crear y compartir contenido íntimo asumiendo grandes riesgos. Por este motivo, debemos enseñarles en qué consisten las relaciones sanas y cómo identificar aquellas que no lo son, poniéndoles ejemplos de relaciones engañosas o tóxicas, y que características tienen.
- Fomento de una sexualidad saludable. Deben aprender a responsabilizarse de sus acciones en línea, entendiendo las consecuencias y los peligros que derivan de sus decisiones, sobre todo las relacionadas con su privacidad y su sexualidad. Entre ellas, el sexting es una de alto riesgo, dado que implica compartir imágenes o vídeos íntimos que pueden escapar a su control, y terminar siendo vistos no solo por su pareja, sino también por sus amigos/as o de forma pública en sus redes sociales. Para trabajar este tema, podemos emplear metodologías como dinámicas de grupo, análisis de casos y noticias, y promover debates sobre los diferentes puntos de vista.
- Pautas para identificar posibles contactos de riesgo. Hay qué hacerles ver con qué usuarios/as es seguro aceptar una solicitud de amistad en sus redes sociales. Siempre deben valorar los comportamientos sospechosos que perciban y saber reaccionar ante ellos: no ceder a presiones o chantajes, aprender a bloquear y reportar casos de riesgo, así como configurar y proteger su privacidad en Internet.
- Detección de procedimientos y engaños para conseguir material de abuso sexual. Saber diferenciar cuándo alguien intenta tratar de obtener información personal, confidencias o imágenes íntimas, es fundamental para prevenir este riesgo. No solo hablamos de peticiones directas en conversaciones privadas, también puede ser mediante apps o programas maliciosos, ofrecidos con la excusa de desbloquear funciones especiales en una aplicación o un juego, pero que una vez instalados en sus dispositivos, permiten acceder a sus archivos o a su webcam para espiarlos. Por supuesto, es necesario adaptar el lenguaje a la madurez de los alumnos/as, pero se pueden utilizar actividades de equipo para que reflexionen sobre ello junto a sus compañeros/as.
- Reacción ante casos de abuso sexual en Internet. Este aspecto se debe tratar en todas las sesiones de trabajo, de tal forma que el menor sepa cómo actuar y pedir ayuda tanto si se ve involucrado en una situación así, como si percibe este problema entre sus amistades. Dar a conocer servicios de ayuda gratuitos y profesionales, como la Línea de ayuda en ciberseguridad de INCIBE, 017, tiene que ser una prioridad entre nuestro alumnado, así como animarles a acudir a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad cuando sean conscientes de un delito.
La mejor estrategia con la que pueden contar los menores para su autoprotección en Internet es una prevención temprana, que les permita conocer y diferenciar acciones y comportamientos peligrosos en la Red. El centro educativo es un espacio ideal para adquirir estos conocimientos mediante actividades específicas como talleres o charlas, con el apoyo de toda comunidad educativa. Llegado el momento, van a utilizar Internet de forma independiente y deben ser conscientes de los riesgos y consecuencias dañinas que conlleva el uso de la tecnología, para poder evitarlos y tener una experiencia positiva.