Los trastornos de la conducta alimentaria son un problema que afecta a un gran número de personas, incluidos los menores de edad. Por desgracia, en Internet existen cientos de grupos que fomentan e incitan a este tipo de comportamientos sin tener en cuenta la edad.
		Grabar y difundir contenidos violentos nunca es una buena idea puesto que no sabemos donde pueden acabar, tal y como ocurre en este caso real en el que dos menores se ven perjudicadas por la difusión en Telegram de un vídeo en una situación de violencia escolar.
		Con tan sólo un clic, los menores están expuestos a contenido inadecuado en plataformas de inteligencia artificial que no cuentan con medidas de control de edad. Es por ello, la urgencia de proteger a los más jóvenes de entornos virtuales que pueden ser perjudiciales.
		Los menores con algún tipo de discapacidad intelectual son especialmente vulnerables ante los riesgos que pueden encontrarse al usar Internet y las nuevas tecnologías. En este caso real un menor entró en contacto con una comunidad peligrosa con abusos sexuales.
		Una mala configuración en la seguridad del dispositivo de nuestra protagonista propició, tras un robo, que fueran publicadas fotos suyas desnuda, de cuando era menor de edad, en un grupo de Telegram en el que se comparten contenidos inadecuados.
		Un grupo de menores se vio involucrado en una situación peligrosa, sin darse cuenta de lo que estaba pasando y sin poder evitarlo, al tener acceso de forma involuntaria a contenidos explícitos de abuso sexual infantil, a través de WhatsApp.
		Cuando se trata de la salud de los menores no se puede bajar la guardia. En este caso real, la rápida intervención de la madre y de las amigas de la menor evitó graves consecuencias, además de alertarnos de perfiles con contenidos perjudiciales. 



